jueves, 30 de junio de 2016

DESPEDIDA



De entre los hermanos de mi padre, al que con más cariño recuerdo es a mi tío Fermin. Mi tío Fermín me adoraba, y me lo demostraba jugando, haciéndome rabiar, enseñándome trucos, dándome después de comer una copa de ponche Soto... ya sé que este proceder le hubiese llevado en estos tiempos a lidiar con la justicia o con la asistencia social... pero aquellos eran otros tiempos, en los que a las niñas nos daban quinito, quina San Clemente y mejunjes semejantes que en mi caso me animaban y me ponía graciosa, a cantar, a bailar... así era.

Mi padre tenía otro hermano, Vicente. Mi tío Vicente había sido teniente de  Gudaris durante la guerra civil y después de ser apresado por "rojo", pasado un tiempo por la cárcel en Ceuta y librado de la pena de muerte, se exilió a Brasil, donde después de casarse por poderes con una mujer de Arrasate, residió allí muchos años.   

Mi tío Vicente venía a visitarnos a Vitoria con una cierta frecuencia. Los primeros años hacía el viaje desde Brasil en barco y la travesía le costaba una barbaridad. Más tarde empezó a hacer los viajes en avión. De hecho tengo el recuerdo, siendo yo una niña, del aeropuerto de Sondika, de toda la familia reunida a píe de avión (entonces nos dejaban entrar hasta la pista de aterrizaje) esperando su llegada. Todavía al evocarlo puedo sentir la inquietud de la espera, del tiempo que transcurría desde el aterrizaje hasta su presencia en la escalerilla del avión.

Mi tío Vicente era un héroe para mí. Cada vez que venía de Brasil, traía regalos y sobre todo anécdotas. Pasaba casi toda su estancia en Luko, en casa de mi tío Fermín y mi abuela Gerarda, y solía coincidir con mis vacaciones de verano. 
Yo, como era una niña un poco estorbo, me dejaban casi todo el verano aparcada allí y compartía el tiempo con mis dos tíos preferidos.
Mi tío Vicente me enseñó a jugar a las cartas, sobre todo al mus. Me enseñó a jugar a pelota mano, (a el le encantaba jugar a pelota en frontón y lo hizo casi hasta el final de sus días) en Sao Paulo, se había construido un pequeño frontón para practicar asiduamente.

Cuando las estancias de mi tío Vicente llegaban a su fin, toda la familia en pleno nos juntábamos en una gran comida para despedirle. 
Era entonces, al  acercarse la hora en que mi padre lo iba a llevar al aeropuerto, el momento en que mi tío Fermín, sin que nadie nos diéramos cuenta, desaparecía como por arte de magia, y retornaba cuando ya el coche de mi padre había alcanzado supuestamente varios kilómetros.
Recuerdo cómo a mi madre ésta actitud le enfadaba. Le parecía a ella que era una señal un tanto cobarde el no tener la valentía de despedirse, e incluso creo que lo consideraba un gesto algo rancio.  

Pues bien, a lo que voy. 
Ha llegado la hora de despedirme y siento ganas de marcharme sin que nadie se de cuenta, como mi tío Fermín, escondiendo la emoción y la pena que me deja el abandonar este cuaderno que me ha acompañado durante estos meses de mi curso sabático.
Sin embargo, en honor a aquellos pensamientos de mi madre, voy a decir adiós, y voy a agradecer de corazón la perseverancia de todas las personas que me han seguido, acompañado, corregido y comentado las entradas que he ido publicando. 

El lema de este cuaderno es la frase de Eduardo Galeano: "Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos". Estoy plenamente de acuerdo, porque la vida es un gran viaje y para vivirla hay sólo una cosa que debe evitarse: el miedo al cambio.

Gracias amigas y amigos, 
hasta siempre.
CMV

lunes, 27 de junio de 2016

ISRAEL Y JORDANIA



Esta foto que ven aquí es tan sólo un trozo del muro que rodea la ciudad de Belén, situada a 9 km al sur de Jerusalén, en los montes de Judea, en la región conocida como Cisjordania. En 1967, durante la Guerra de los Seis Días, fue ocupada por los israelíes al igual que el resto de Cisjordania hasta diciembre de 1995, en que, a raíz de los acuerdos de Oslo fue transferida como parte del territorio administrado por la autoridad palestina. La mitad de su población es musulmana y la otra mitad es cristiana, en su mayoría ortodoxos y en menor medida católicos. También es una ciudad importante para los judíos que veneran la tumba de Raquel, situada a la entrada de la ciudad y el lugar donde nació y fue coronado el rey David.

El gobierno de Israel tiene rodeada la ciudad con este muro y con pasos de control, lo que impide el libre tránsito de sus habitantes
que no pueden abandonar la ciudad sino es con permisos especiales, y ocurre lo mismo para los israelitas que quieren visitar la ciudad, que se encuentran con la misma situación.  

Esto es actualmente Belén, rodeada por lo que se llamó "el muro de la vergüenza".

Jerusalén tiene también su parte vieja rodeada de una muralla y repartida por zonas: una es la parte musulmana, otra la judía, otra la armenia y otra la cristiana.
Tiene la ciudad siete entradas y aparentemente se puede circular por todas las zonas con cierta libertad, aunque en la práctica los check points del ejército estén presentes cada dos pasos en la zona musulmana y que para entrar al muro de las lamentaciones desde esta zona haya fuertes medidas de seguridad y un paso de control estilo aeropuerto para los turistas que en algunos casos no somos bien mirados por los judíos ortodoxos que agitan sus tirabuzones con paso precipitado dirigiéndose al muro.
Las esposas de estos judíos ortodoxos tienen cuando se casan la obligación de raparse la cabeza y a partir de ahí vestir una peluca para no resultar atractivas a la mirada de otros hombres.
La noche de bodas son cubiertas con una sábana y a través de ella se lleva a cabo el acto sexual, por un lado para evitar el contacto visual y por otro para dejar constancia de la "pureza" de la mujer.

Habíamos estado paseando por la zona musulmana un buen rato y disfrutando de ese ambiente abigarrado propio de los zocos árabes repletos de comida (a pesar del ramadán), especias, alfombras, baratijas y regalos y yo había comprado un colorido póster con el eslógan de "visite Palestina". El vendedor me lo había envuelto en papel de periódico hábilmente enrollado de manera que pudiese transportarlo sin perjuicio de ser estropeado hasta mi destino. De su interior no se veía nada, sólo se adivinaba por la forma que se trataba de un póster. Al ir a cruzar hacia el muro y pasar el control, uno de los militares, por cierto de nacionalidad ecuatoriana, me preguntó si el póster era palestino, al decirle que así era me dijo que no podía pasar con él y me conminó a dejarlo allí en consigna y recogerlo al salir.    

Asistimos también en otro momento, en la misma zona palestina a un brutal ataque por parte de militares israelíes contra un palestino al que patearon y golpearon hasta llevárselo custodiado probablemente a los calabozos. Los israelíes eran más de una docena, todos ellos armados, frente al palestino, que no sabemos porque razón (probablemente alguna increpación) se vio envuelto en esta situación. 

Sirvan estas dos pequeñas anécdotas para ilustrar el ambiente, grado de violencia y de espacio sitiado que desde fuera se puede observar.

Es Jerusalén una ciudad con un pésimo transporte público, lo que obliga a sus ciudadanos a desplazarse en coches particulares que forman interminables colas y atascos en las vías principales.

Los "lugares santos" están abarrotados de turistas llegados de todos los confines para rendir culto, catalizar o simbolizar sus creencias.
Son lugares que transitan el consciente y el inconsciente colectivo, que se recrean a sí mismos y que engordan el negocio de las religiones monoteístas. 

El memorial de Yad Vashem, situado en las verdes laderas de Har Hazicaron (Monte del Recuerdo)  está dedicado a la memoria de los seis millones de judíos víctimas del Holocausto. Se estableció en 1953 como centro mundial de documentación, investigación, educación y conmemoración del exterminio.
En el año 2005 se inauguró un nuevo museo en forma de prisma que penetra dentro de la montaña. En el "Santuario de la Memoria" hay una llama perpetua. Allí se han enterrado cenizas de las víctimas cremadas. El Children Memorial es un edificio anexo dedicado al recuerdo de los niños judíos que perecieron en la Shoá.
La visita al lugar es emotiva, como lo es el recuerdo de cualquier genocidio.

Jordania limita con Israel y es un estado rodeado, ahora más que nunca por el bloqueo Sirio, que ha recogido a cientos de refugiados que han aumentado la población y que agudizan el problema de la escasez de agua que asola a este país asentado en un gran desierto.
A las ciudades llega el agua un día por semana con la que llenan sus depósitos sobre tierra o subterráneos para su uso. 
El mítico río Jordán se evapora por efecto del calentamiento, llegando al mar muerto como un riachuelo herido que obliga a descender el caudal del Mar Muerto en un metro anual aproximadamente.

El Mar Muerto reposa con sus aguas calmas y densas en el punto más bajo de la tierra, y mirarlo y adentrarse en sus aguas es una experiencia pleistocénica, como un retorno a lo todavía no creado.

La economía de Jordania se sostiene principalmente por el dinero que reciben de la población que ha emigrado a trabajar hacia Arabia Saudí y los Emiratos Arabes.

Todas las personas se casan en Jordania. Los hijos varones se quedan cuando se casan a vivir en la casa de sus padres y las hijas son las que salen del seno de su familia para vivir en la de sus suegros, de ahí que las casas en su mayoría estén inacabadas, apuntando al cielo los hierros que servirán para hacer una nueva planta a medida que los hijos varones se vayan casando y se necesite espacio para el asentamiento.

Es el hombre el que aporta la dote al matrimonio y el que paga el divorcio si lo hubiere. La tasa de divorcios se encuentra entre el 5 y 5 y medio por ciento. 

Ammán es una ciudad multiforme, con barrios levantados de la mano de beduinos que fueron expulsados de sus asentamientos y que construyeron sus moradas reagrupándose en zona urbana sin plan urbanístico. Estos barrios contrastan con otros de mucha mejor construcción y acabados, con algo de verde y arboleda en las partes altas de la colina y que pertenecen a otra clase social o a habitantes procedentes de los Emiratos y de Arabia Saudí.

Petra, en palabras del famoso poema de Dean Burgon: "Hazme igual a la maravilla celosamente guardada por el sol del este/ Una ciudad rosada tan antigua como el tiempo...", es la gran joya jordana, la atracción más importante. Es un lugar aislado de escarpadas laderas rocosas, cimas recortadas y profundos acantilados en la que excavaron la mayoría de las tumbas, fachadas, teatros y escaleras la tribu de los nabateos, procedentes de la península de Arabia y que se asentaron en este enclave hace más de 2.200 años y donde acabaron convirtiéndose en los indiscutibles amos de las rutas comerciales de la región, con aplicación de peajes y protegiendo las caravanas cargadas con incienso y mirra arábigo, especias y sedas indias y marfil y pieles de animales africanos.
Este negocio les permitió establecer y organizar un poderoso reinado que se extendía hasta la hoy infortunada Damasco e incluía partes de los desiertos del Sinaí y Néguev.
Los nabateos eran gente inteligente y práctica que no creyeron en la exclusividad nacional y se abrieron a las influencias externas, absorbiéndolas y añadiéndoles su propio sello nativo. Surgió así una maravillosa mezcla cultural donde paseando se distinguen estilos propios del arte clásico grecorromano, egipcio, mesopotámico y local fusionados en cada obra de arte.

El desierto de Wadi Rum, "Inmenso, solitario... como tocado por la mano de Dios" que tan elegantemente describía T.E. Lawrence, un laberinto de paisajes y rocas monolíticas que se erigen desde el suelo creando espacios vacíos y sin límites.

Madaba, la ciudad de los mosaicos, a donde llegamos por una carretera de 5.000 años de antiguedad conocida como el Camino de los Reyes, con la iglesia de San Jorge, donde se encuentra el mapa mosaico bizantino y omeya más antiguo que se conozca en la Tierra Santa. Formado por dos millones de piezas hechas con piedra local de vivos colores, muestra colinas y valles, pueblos y ciudades desde Jerusalén hasta el delta del Nilo.

Jerash, antigua ciudad de la Decápolis, cuyas ruinas representan una de las ciudades más importantes y mejor conservadas del Próximo Oriente.

El Monte Nebo, el último lugar visitado por Moisés, según el Deuteronomio  donde se narra cómo Moisés, negada la entrada de la Tierra Prometida a la que dirigió a los israelitas desde Egipto, vio la tierra de Canaán desde su cima antes de morir.

En definitiva un viaje lleno de evocaciones míticas: Belén, Jerusalén, el Monte de los Olivos, la Gruta del Nacimiento de Jesús, Getsemaní, el Santo Sepulcro, la Tumba del Rey David, el Cenáculo de la última cena, la Vía Dolorosa, el Río Jordán, el Mar Muerto... lugares que independientemente de coincidir con el espacio geográfico, son recintos simbólicos que pertenecen a parajes que nos habitaron en la niñez, un regreso a la otra patria de la infancia.



domingo, 26 de junio de 2016

NOCHE CON MURCIELAGOS





En la ciudad los murciélagos no son visibles, seguro que están ahí, bajo el alero de la casona deshabitada, la que está junto a esa vía tan concurrida, rodeada por una verja desvencijada y con las ventanas tapiadas para que ningún ocupa importune a los fantasmas que deambulan cada noche de estancia en estancia, soñando con un pasado antiguo, ignorando que ya no pertenecen a este tiempo.
Aquí en el pueblo, sin embargo, salen en bandadas, vuelan alocadamente, se acercan con osadía hasta el balcón en el que miro la luna que acaba de asomar tras la silueta negra de la montaña.
Al principio he pensado que eran aves, golondrinas o pajarillos cuyo nombre desconozco, pero no, hay una diferencia básica entre ellos, las aves pían, no pueden volar sin llamar la atención, su territorio está iluminado, necesitan la luz para emprender el vuelo.
Los murciélagos en cambio, son silenciosos, vuelan tan rápido que no puedo seguirles con la mirada, la oscuridad impone además una dificultad añadida. Su tiempo es la noche, el silencio.

Temo que el ala de alguno de los murciélagos me rocé la piel o se pose sobre mi cabeza y se enrede entre el pelo, me sobrecoge el pensarlo y con un leve estremecimiento apago el cigarrillo en una maceta y vuelvo adentro a acostarme, quizá para soñar con murciélagos negros que vigilan mi sueño agazapados en la maceta del balcón.

                                                       PILAR (Apuntes)


viernes, 24 de junio de 2016

LA NOCHE DE SAN JUAN



Experimentamos un terror tremendo cuando sentimos la nada.En nuestra cultura la nada es la inconsciencia, es el equivalente al vacío...Para evitar ese vacío llenamos el hueco artificialmente, con toda clase de compensaciones excesivas, con verborrea, con síntomas... o la evitamos por completo convirtiéndonos en autistas catastróficos. 
P. Baumgardner y F. Perls.


La noche de San Juan es una festividad cristiana, si bien coincide con otras fiestas de origen pagano que festejan la llegada del solsticio de verano en el hemisferio norte y cuyo ritual consiste en encender una hoguera.
Parece que la finalidad de ese rito era “dar más fuerza al sol”, que a partir de esos días iba haciéndose más “débil”(los días se van haciendo más cortos hasta el solsticio de invierno).
Simbólicamente el fuego tiene una función “purificadora” y la tradición manda quemar los trastos inservibles en la hoguera, así como lo metafóricamente antiguo, caduco en nuestras vidas y que esperamos, por la acción transformadora del fuego se extingan y dejen paso a lo nuevo.
Esta fecha me trae al recuerdo el midsummer night dream de Shakespeare, donde Puck causaba toda suerte de travesuras y embrollos, liando situaciones y personajes para llevarlos a la manipulación y al engaño.
En este San Juan hemos amanecido con la noticia del triunfo del Brexit frente a los partidarios de seguir en la UE. 
Se ha dicho por ahí que los referéndum los carga el diablo. No creo yo que el diablo ande en estos menesteres pero sí ese Puck juguetón mitad ingenuo, mitad despiadado.

Al despertarme recorro descalza mi jardín para empaparme del rocío de la mañana y saludar a toda la creación, que parece de pronto tener sentido. Celebro el solsticio con un ritual de contemplación de la naturaleza y de los cambios. Después de una pausa más silenciosa que de costumbre respiro hondo, como queriendo llenar la nada. 




jueves, 23 de junio de 2016

ATARDECER




Hay palabras que contienen en sí mismas un estado de ánimo.
Atardecer, !qué hermoso atardecer!, murió al atardecer, reparó en el silencio de aquella placita al atardecer, sentada al atardecer en el café Laplace cruzó las piernas en actitud de posesión …..
Hay una languidez, una melancolía implícitas en ella, una instantánea de tiempo fotográfico, la intuición vaga de un tiempo cargado de una nostalgia vieja y lejana.
Comprobarlo es sencillo, basta con una simple sustitución: ¡qué hermosa tarde!, reparó en el silencio de aquella placita por la tarde, sentada por la tarde en el café Laplace cruzó las piernas en actitud de posesión….
¡Es tan larga la tarde!
Tardes habrá innumerables, cada día tendrá la suya, la cierta hora peligrosa de Clarice Lispector cuando los árboles que ella había plantado se reían de ella, tardes insulsas, intermedios tediosos, en los que resulta difícil tanto afrontar como concluir cualquier tarea.
La similitud entre su pre y su post son pura apariencia, el amanecer y el anochecer anuncian una llegada, el atardecer una despedida.
Quizás por ese motivo la gente aprovecha la tarde para dar un paseo, tomar una cerveza o un café, lo mismo da, y los perros recuperan la horizontalidad y dejan de ladrar. La cuestión es que los fantasmas no asomen, hacer una transición lo más ligera y leve posible al inicio de la noche, a la sustitución de la luz natural por la luz artificial, un acercamiento sosegado al círculo próximo a su cierre.
Y en el mejor de los casos, convertir ese intervalo en un atardecer glorioso y asistir a la caída de la tarde con el alma en reposo.

Tarde: Parte del día comprendida entre el mediodía y el anochecer.

Atardecer: Momento en el que comienza a caer la tarde.

                                                         PILAR (Apuntes)


martes, 14 de junio de 2016

EL LENGUAJE Y LO REAL



Se encontraba en la acera de una calle un ciego pidiendo limosna.
Se acompañaba en tal tarea de un cartel que rezaba: " Una limosna, por favor".

Pasaban los viandantes y apenas si el ciego a lo largo del día recogía unas monedas. La gente depositaba céntimos que le sobraban y eran pocos los que lo hacían.

Acertó a pasar a su lado un publicista que viendo el cartel que el hombre exhibía, le invitó a tirarlo y crear otro nuevo.

A partir de ese momento el hombre ciego empezó a recibir más monedas y de mayor importe.

Antes de terminar el día, el ciego paró a uno de los que a su lado pasaban y le preguntó: ¿podría decirme lo que pone en el cartel? (refiriéndose al nuevo cartel creado por el publicista), el paseante le contestó: "Mañana empieza la primavera y yo no la veré". 


jueves, 9 de junio de 2016

LA CASA DEL SENDERO



Una joven soñó una noche que caminaba por un extraño sendero campesino, que ascendía por una colina boscosa cuya cima estaba coronada por una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín.
Incapaz de ocultar su placer, llamó a la puerta de la casa, que finalmente fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una larga barba blanca.
En el momento en que ella empezaba a hablarle, despertó.
Todos los detalles de este sueño permanecieron tan grabados en su memoria, que por espacio de varios días no pudo pensar en otra cosa. Después volvió a tener el mismo sueño en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el instante en que iba a empezar su conversación con el anciano.

Pocas semanas más tarde la joven se dirigía en automóvil a un lugar donde se realizaba una fiesta de fin de semana. 
De pronto tiró de la manga del conductor y le pidió que detuviera el automóvil. Allí a la derecha del camino pavimentado, estaba el sendero campesino de su sueño.

- Espéreme un momento- suplicó, y echó a andar por el sendero con el corazón latiéndole alocadamente.

Ya no se sintió sorprendida cuando el caminito subió enroscándose hasta la cima de la boscosa colina y la dejó ante la casa cuyos menores detalles recordaba ahora con tanta precisión.
El mismo anciano del sueño respondió a su impaciente llamada.

- Dígame- dijo ella -, ¿se vende esta casa?

- Sí- respondió el hombre-, pero no le aconsejo que la compre.
 ¡Esta casa, hija mía, está frecuentada por un fantasma!

- Un fantasma- repitió la muchacha-. ¡Santo Dios!, y ¿quién es?

- Usted- dijo el anciano y cerró suavemente la puerta.

                                                                                       Anónimo