miércoles, 30 de septiembre de 2015
lunes, 28 de septiembre de 2015
EL VIAJE
Hasta hace poco tiempo pensaba que los túneles de lavado de coches eran como las norias de feria, metías las monedas por la ranura y comenzaba un corto trayecto circular a ninguna parte. Una vez terminado el viaje salías a la realidad y la encontrabas en el mismo punto en la que la habías dejado. Pero no, no es así. En aquel túnel donde los rodillos plastificados se acercaban y retrocedían pautada y mecánicamente se formaban una amalgama de colores líquidos que me traía una imagen de lienzo en construcción, una tensión inquietante.
El viaje es una señal de nuestro tiempo:
-los circuitos turísticos que recorren lugares emblemáticos por su belleza o por ser hitos de catástrofes, exterminios, ruinas de terremotos o de atentados...
-los turistas descerebrados en busca de la pérdida total de conciencia: alcohol, drogas, discotecas, emociones vacías...o de experiencias gastronómicas que trasmuten lo sensorial a la categoría mística...
- el viaje de negocios,de reuniones programadas y ceniceros llenos...
- el viaje para informar, el periodismo a píe de calle...
- el viaje para recibir ayuda médica, la última esperanza...
- el viaje frustrado de los inmigrantes que intentan cruzar fronteras...
- el viaje solidario de aquel que lo emprende para darse...
- el crucero de placer, buques repletos de familias, jóvenes y jubilados anclados en puertos exóticos preparados para la compra venta...
- el viaje para aprender y enseñar...
- el éxodo. En los dos últimos años se ha disparado el número de refugiados y desplazados en el mundo y se esperan en Europa más de 900.000 en este 2015...
- ...
¿Qué viaje imagina usted después del túnel (de lavado)...?
martes, 15 de septiembre de 2015
EN NOMBRE DE QUIÉN
Agentes de la Guardia Civil detuvieron hace unas pocas semanas en Gandía a una joven marroquí sospechosa de reclutar para el Estado Islámico.
En los últimos meses otras dos mujeres fueron ya detenidas en Lanzarote y Cataluña al resultar sospechosas también de reclutar a jóvenes para la organización yihadista.
Se calcula que más de medio millón de mujeres procedentes de Europa se han unido a las filas del auto proclamado "califa de todos los musulmanes" Abu Bakr al-Bagh dali.
No hace mucho tiempo, escuchaba en un programa de radio una entrevista con una mujer marroquí que comentaba que el término yihadismo, para referirse a la violencia ejercida por parte de grupos islámicos, era erróneo, ya que la yihad, representa el esfuerzo que todo creyente debe realizar para ser mejor musulmán, mejor padre o madre, esposo o esposa, en definitiva mejor persona.
Existen además, otras acepciones como terrorismo islámico o islamista, utilizadas frecuentemente por los medios de comunicación a partir de los atentados del 11 de septiembre del 2001.
No parece que exista una palabra agradable para señalar estas masacres locas y absurdas en nombre del dogma. y tampoco es agradable, en mi opinión, que mujeres de distintas procedencias se unan a esta barbarie.
Resulta estremecedor el comprobar como el ser humano (sin distinción de géneros) encierra dentro de sí la semilla del mal, que no es otra cosa que la ignorancia y el miedo.
En el "miedo a la libertad" Erich Fromm ya explicaba la crisis contemporánea relacionada con la libertad del ser humano en dos de sus manifestaciones: su expresión política (el fascismo) y su expresión sociocultural (la estandarización de los individuos en las sociedades avanzadas) ambas formas colectivas de evadir la libertad.
La libertad, si somos fieles, conlleva soledad, y ese peso es tan grande que preferimos renunciar a nosotras mismas y dejarnos llevar por lo que otros piensan y dicen. Sin embargo esta renuncia no parece que nos lleve a la felicidad.
Lo que Fromm propone es tener bien claro lo que cada una quiere ser y ser fiel y auténtica con una misma, pese a las consecuencias.
Pero, ¿es eso posible?. Muy difícil. Lo primero sería saber lo que una quiere en esta sociedad tecnificada hasta su última esencia y en la que el factor humano se relega a un segundo plano.
Además, ¿es lo que una quiere lo que está a su alcance? ¿desde dónde se puede elegir?.
Veo cada día a jóvenes, que incluso aunque tuviesen claro lo que quieren, no podrían llevarlo a cabo en la actual situación socio económica en la que estamos inmersos.
La mente ordinaria, unida al miedo, a las emociones, a la separatividad, es lo que da origen, según el budismo, a un mundo de enfermedad, de sufrimiento, de guerra. Una mente dormida, narcotizada, olvidada de su propia identidad, que es lo mismo que decir una mente sumida en la ignorancia, es la que guía a estas mujeres dispuestas a unirse, ¿en nombre de quién?,
a las tropas de la muerte.
En los últimos meses otras dos mujeres fueron ya detenidas en Lanzarote y Cataluña al resultar sospechosas también de reclutar a jóvenes para la organización yihadista.
Se calcula que más de medio millón de mujeres procedentes de Europa se han unido a las filas del auto proclamado "califa de todos los musulmanes" Abu Bakr al-Bagh dali.
No hace mucho tiempo, escuchaba en un programa de radio una entrevista con una mujer marroquí que comentaba que el término yihadismo, para referirse a la violencia ejercida por parte de grupos islámicos, era erróneo, ya que la yihad, representa el esfuerzo que todo creyente debe realizar para ser mejor musulmán, mejor padre o madre, esposo o esposa, en definitiva mejor persona.
Existen además, otras acepciones como terrorismo islámico o islamista, utilizadas frecuentemente por los medios de comunicación a partir de los atentados del 11 de septiembre del 2001.
No parece que exista una palabra agradable para señalar estas masacres locas y absurdas en nombre del dogma. y tampoco es agradable, en mi opinión, que mujeres de distintas procedencias se unan a esta barbarie.
Resulta estremecedor el comprobar como el ser humano (sin distinción de géneros) encierra dentro de sí la semilla del mal, que no es otra cosa que la ignorancia y el miedo.
En el "miedo a la libertad" Erich Fromm ya explicaba la crisis contemporánea relacionada con la libertad del ser humano en dos de sus manifestaciones: su expresión política (el fascismo) y su expresión sociocultural (la estandarización de los individuos en las sociedades avanzadas) ambas formas colectivas de evadir la libertad.
La libertad, si somos fieles, conlleva soledad, y ese peso es tan grande que preferimos renunciar a nosotras mismas y dejarnos llevar por lo que otros piensan y dicen. Sin embargo esta renuncia no parece que nos lleve a la felicidad.
Lo que Fromm propone es tener bien claro lo que cada una quiere ser y ser fiel y auténtica con una misma, pese a las consecuencias.
Pero, ¿es eso posible?. Muy difícil. Lo primero sería saber lo que una quiere en esta sociedad tecnificada hasta su última esencia y en la que el factor humano se relega a un segundo plano.
Además, ¿es lo que una quiere lo que está a su alcance? ¿desde dónde se puede elegir?.
Veo cada día a jóvenes, que incluso aunque tuviesen claro lo que quieren, no podrían llevarlo a cabo en la actual situación socio económica en la que estamos inmersos.
La mente ordinaria, unida al miedo, a las emociones, a la separatividad, es lo que da origen, según el budismo, a un mundo de enfermedad, de sufrimiento, de guerra. Una mente dormida, narcotizada, olvidada de su propia identidad, que es lo mismo que decir una mente sumida en la ignorancia, es la que guía a estas mujeres dispuestas a unirse, ¿en nombre de quién?,
a las tropas de la muerte.
lunes, 7 de septiembre de 2015
PRELIMINARES
Le conocí en la estación de metro de Earl´s Court.
Sostenía un libro como una plegaria, con las dos manos cruzadas.
Leía con vista de miope y se metió en el vagón sin soltar la
mirada de la página. Se colocó al borde de la puerta automática de
manera que al empezar a cerrarse, tuve la impresión de que
inclinaba la cabeza más de lo debido y que la puerta le iba a
atravesar la sesera, así que en un gesto impulsivo, le agarré del
brazo y tiré de él hacia atrás. Se quedo perplejo, mirándome, y yo
más.
Es muy osado tocar a alguien en el metro, y mucho más
apartarlo de un empellón hacia atrás. Me sonrojé y
empecé a farfullar un argumento.
- No pasa nada, esta bien, dijo
- Pensé...,
- Estoy bien...toma..., añadió
Cogí el pañuelo que me tendió y me sequé el sudor,
luego le ví.
Era un chico de unos 25 años, delgado, pálido, con
gafas cuadradas, con chaqueta de pana marrón a pesar de que ya era
verano, 24 de junio.
Subí las escaleras mecánicas de dos en dos hasta
atravesar la salida a Brompton road y allí respiré una bocanada de aire
ocluso, contenido en el interior de una masa sólida, como de
hormigón.
Aquella noche soñé que un hombre atravesado por
tornillos en el cráneo, un Frankestein sudoroso, me tendía la mano
para darme un dibujo en el que se veía el engranaje simétrico de
una polea que se accionaba al caer una lágrima en una balanza.
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