Hasta hace poco tiempo pensaba que los túneles de lavado de coches eran como las norias de feria, metías las monedas por la ranura y comenzaba un corto trayecto circular a ninguna parte. Una vez terminado el viaje salías a la realidad y la encontrabas en el mismo punto en la que la habías dejado. Pero no, no es así. En aquel túnel donde los rodillos plastificados se acercaban y retrocedían pautada y mecánicamente se formaban una amalgama de colores líquidos que me traía una imagen de lienzo en construcción, una tensión inquietante.
El viaje es una señal de nuestro tiempo:
-los circuitos turísticos que recorren lugares emblemáticos por su belleza o por ser hitos de catástrofes, exterminios, ruinas de terremotos o de atentados...
-los turistas descerebrados en busca de la pérdida total de conciencia: alcohol, drogas, discotecas, emociones vacías...o de experiencias gastronómicas que trasmuten lo sensorial a la categoría mística...
- el viaje de negocios,de reuniones programadas y ceniceros llenos...
- el viaje para informar, el periodismo a píe de calle...
- el viaje para recibir ayuda médica, la última esperanza...
- el viaje frustrado de los inmigrantes que intentan cruzar fronteras...
- el viaje solidario de aquel que lo emprende para darse...
- el crucero de placer, buques repletos de familias, jóvenes y jubilados anclados en puertos exóticos preparados para la compra venta...
- el viaje para aprender y enseñar...
- el éxodo. En los dos últimos años se ha disparado el número de refugiados y desplazados en el mundo y se esperan en Europa más de 900.000 en este 2015...
- ...
¿Qué viaje imagina usted después del túnel (de lavado)...?
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