sábado, 30 de abril de 2016

POEMA 3




Como el agua

sin memoria,

como la arena

sin despojos.


Como las hojas

sin descendencia,

como la sal

sin ataduras.


Como la nieve

que lava la sangre caliente


y la transmuta en fuente.

jueves, 28 de abril de 2016

EL PREMIO



Al levantar la cabeza la vi al otro lado de la cinta roja. Me volví de nuevo hacia mi obra y se la señalé con el dedo para que se sintiese orgullosa.
No supe interpretar el gesto en su rostro: las cejas levantadas y los ojos bien abiertos.

En ese momento desde el altavoz se empezaron a oír los premios.
Primero, segundo, tercero...así hasta nueve. El mio era el siguiente.

El hombre de la gorra roja nos repartió una a una las botellas. La sujete en la mano agradeciendo su frescura, me sacudí las rodillas y atravesé al otro lado de la cinta.

    - No pasa nada, me dijo. Al fin y al cabo en un castillo de arena nunca iba a vivir una princesa, y mira por dónde tu ya has conseguido lo prometido.

Me rozó el pelo con una mano y sonrió.

    - Venga, dale un buen trago a esa coca cola.


sábado, 23 de abril de 2016

POEMA 2




Esa palabra oscura

oculta

movimiento del cuerpo hacia el placer.


Su habitación es una ventana.

No hay centro, ni camino, ni línea.


El sueño le dibuja un párpado

semiabierto,

vigilia depositada en las aristas del agua.


sábado, 16 de abril de 2016

LA OTRA CARA DE LA LUZ



Los seres humanos tenemos una sombra, reflexiona el ciudadano.
¿Por qué el afán de querer desprendernos de ella? 

C.G. Jung escribió que a lo largo de nuestra vida relegamos una parte de las propiedades al inconsciente, dejando a la vista aquella otra parte que aceptamos de nosotros mismos. 
Pero, evidentemente, nuestra sombra continua acompañándonos. 
Incluso podemos "verla" en momentos inesperados y repentinos.
Entonces la proyectamos a veces, viendo en los otros nuestra propia proyección.

¿Se imagina a las personas con "cabezas de Jano" una de cuyas caras exhibe el bello rostro pero cuya cabellera oculta la cara "fea" y nunca muestra las dos caras a la vez?.

En la caverna de Platón, los seres encadenados ven durante toda su vida las sombras que, con un fuego encendido tras ellos, se proyectan sobre la pared. Naturalmente toman estas sombras por la realidad.

Asistimos en estos tiempos de "los papeles de Panamá" a un incipiente desenmascaramiento de la realidad, a una retirada de la proyección, a la visión de la cara oculta de Jano, a la retirada de un velo que tan solo desvela la punta de un iceberg.

La realidad que surge de los Papeles de Panamá es la división de clases. La certeza de cómo los ricos viven en una esfera separada en la que se aplican reglas diferentes. En el que las leyes se inclinan a su favor para que puedan perpetrar sus delitos sin pasar sus días "a la sombra".

La línea que separa las transacciones legales de las ilegales es cada vez más difusa y el capitalismo global es, en su dimensión más fundamental, la corrupción legalizada.
La corrupción no es una desviación del sistema capitalista global sino que es parte de su funcionamiento básico.

Y duele. 
Duele ver cómo los guardianes de la virtud, los adalides de la vida pública, sean las sombras de la caverna.
Duele ver cómo los que llenan las pantallas de discursos sobre el consumo y la necesidad de contención ejecutan sus sombríos actos. Cómo los predicadores de que las crisis son oportunidades, retos para la evolución personal,son los que manejan el mundo a través de cuentas opacas.
Cómo los privilegiados profesional y culturalmente se pavonean por los medios, algunos de ellos incluso dándoselas de ideologías de izquierda.  

Tenemos a Stevenson, a H.C. Andersen, a Oscar Wilde y a tantos otros que relatan historias magistrales sobre seres que viven circunscritos a su mala sombra. 
Se queda corta la literatura como metáfora de la realidad ante tanto depredador. 
Ellos, los defraudadores, son los protagonistas, aunque quieran, como en el juego chinesco, proyectar en escena, la cara de la luz. 
  

lunes, 11 de abril de 2016

CONTRAPUNTO




No favoreciendo a los mejores,
se evita la discordia en el seno del pueblo.
No acumulando tesoros,
se evita que el pueblo robe.
No exhibiendo riquezas,
se evita la confusión en los corazones.

Por eso el sabio, al gobernar,
vacía de deseos el corazón y llena los
estómagos,
debilita las ambiciones y fortalece los huesos.
Mantiene al pueblo alejado del conocimiento de 
lo malo
y del deseo de lo bueno,
y procura que los astutos no tengan oportunidad
de intervenir. 

Del "Tao Te Ching"

martes, 5 de abril de 2016

MADRID




Madrid es una isla en el sentido de lugar geográfico que se
comporta esencialmente como un espacio aglutinante de regiones, provincias y pueblos, conformando una atmósfera abierta, cordial, amable y sin complejos, distante de la continencia, la sobriedad y la circunspección de esa Castilla La Mancha con la que limita.
Tan solo con alejarse del corazón de la ciudad, a 30 minutos en tren y adentrarse en Toledo, una puede ya observar ese cambio en el ambiente: cautela, reserva y moderación son caracteres más propios en este territorio.
  
El bullicio en las calles, el tono de voz en los bares, la pericia de los camareros, las cañas bien tiradas y la alegría de un buen tapeo son algunas de las señas de identidad de ese Madrid soleado que acabo de visitar.

Y por supuesto algunos de sus museos.

El Museo del Prado ha reunido en una exposición temporal una colección de treinta y una pinturas de Georges de La Tour(1593-1652), un número excepcional considerando que se conocen poco más de cuarenta obras de su mano.
En su pintura se puede apreciar una cierta influencia de Caravaggio en el tratamiento realista de sus humildes personajes y en el uso de la luz, aunque a diferencia del citado, en donde la luz es más tenebrosa, La Tour envuelve sus escenas con una luz que surge de dentro y que alumbra la secuencia con el resplandor que nace del elemento natural, como es en el caso de sus famosas Magdalenas que tanta admiración me producen. Esas Magdalenas nocturnas, iluminadas por la llama de una vela, cargadas de lirismo, de soledad y de quietud.

Casi en frente, en el Museo Thyssen-Bornemisza, pudimos visitar la exposición de Realistas de Madrid, que recogía obras de siete autores nacidos poco antes de la Guerra Civil que se conocieron en Madrid a comienzos de los cincuenta, que estudiaron, trabajaron,  expusieron juntos y que han seguido siendo amigos desde entonces.  
Es el primer grupo de artistas españoles en el que las mujeres ocuparon un lugar destacado. Entre ellas Isabel Quintanilla, Amalia Avía, María Moreno... entre ellos Antonio. Julio y Francisco López.
Es la naturaleza muerta el género central para este grupo, un género que excluye en principio la naturaleza humana pero que constantemente lo representa por medio de su ausencia.
Muros, tapias, jardines, cuartos de baño. Ventanas que desde un cuarto oscuro se abren a un exterior luminoso o ventanas a la noche desde un interior iluminado con luz eléctrica. Umbrales que son metáforas de lo que separa el cuadro de la materialidad. Trabajos de una minuciosidad apabullante. Extraordinarios relatos de la realidad.

Es precisamente el uso de la luz lo que hermana a pintores de épocas tan distintas como George de La Tour y los Realistas de Madrid: saben que la luz artificial dentro de la obra crea y refuerza la intimidad. 

Ambas muestras merecen la pena y más. Eso sí, con la pausa necesaria para una caña y una buena tapa, porque de estas artes también está hecha Madrid.