domingo, 29 de mayo de 2016

POEMA 6



Me dejó en casa los restos

la cuenta de la última llamada telefónica

las botellas vacías

una toalla mojada

el hueco en el sofá donde se había sentado

los recortes de periódico

la humedad de dos lágrimas en la ropa

el olor del vómito en las sábanas




Y aquella nota

la huella del deseo en fuga

aquella nota.


miércoles, 25 de mayo de 2016

LAS LUCIÉRNAGAS (SEGUNDA PARTE)



¿Han desaparecido verdaderamente las luciérnagas? ¿Han desaparecido todas? ¿Emiten aún, y dónde, sus señales intermitentes?, se pregunta Didi-Huberman en Supervivencia de las luciérnagas.

Desaparecen en la sola medida en que el espectador renuncia a seguirlas quedándose en su lugar, que no es ya el lugar adecuado para percibirlas, concluye Didi-Huberman.

Para conocer a las luciérnagas es preciso verlas en el presente de su supervivencia. "Hay que verlas danzar vivas en el corazón de la noche, aunque se trate de una noche barrida por algunos feroces reflectores". 
La luz menor de la que hablan Gilles Deleuze y Félix Guattari, "cargada de un gran coeficiente político y de desterritorialidad, de manera que adquiere el valor de colectivo, de pueblo y porta las condiciones revolucionarias inmanentes a su propia marginalización".

Giorgo Agamben(Roma, 1942), que es un filósofo no del dogma sino del paradigma, apuesta por los pensadores que son capaces de inquietar a su tiempo, de interrogar a lo contemporáneo, de una manera política y poética: fracturando el lenguaje, quebrando las apariencias, desuniendo la unidad de tiempo.

Agamben como Pasolini es un "gran profanador de cosas a las que el consenso las considera sagradas".

En 1975, Pasolini postulaba la unidad de una sociedad sometida en su totalidad y reconocía que era una visión apocalíptica. 
Evocaba el tiempo presente como una situación de apocalipsis latente, en la que nada parece en conflicto pero en la que "la destrucción no deja de producir sus estragos en los cuerpos y en los espíritus, hasta en los fenómenos de masas más inocentes como el turismo, por ejemplo".
Pero al mismo tiempo afirmaba que junto a la angustia que esto le suscitaba, había también una parte de optimismo : "la idea de que es posible luchar contra todo eso, simplemente sino no estaría aquí, entre vosotros para hablaros".

En el 2016, la sociedad sigue sometida a la globalización y tecnificación de manera incalculable. Es difícil ver una salida política, poética y humana en nuestra vieja y gastada Europa. Parece más bien que más que nunca resuena aquel grito con el que acababa El corazón de las tinieblas (Joseph Conrad): "el horror, el horror".   

Es preciso asumir que "la imaginación es política" que decía Hannah Arendt, y que en nuestra manera de imaginar yace fundamentalmente una condición para nuestra manera de hacer política. Y de vivir.   

martes, 17 de mayo de 2016

POEMA 5




A quinientos kilómetros de distancia

leo una reseña en un diario.

Se entrecruzan un instante

nuestros pensamientos.

Pese a todos los intentos

allá donde estés

latirá parte de mi recuerdo.


El salitre de la brisa

ajará tu pelo,

el rumor de aquella estrofa

anidará en tus ojos,

la aleta de un pez esquivo

traspasará tus pies,

el silencio de un libro abierto

retumbará en tus labios,

las brasas del sol que declina

te quemarán la garganta.


Alguien amasará los cristales rotos

hundiendo las manos rojas

en lienzos blancos.

Sembrará certezas

en papeles de fumar

y cargará las cenizas

a tu espalda.



sábado, 14 de mayo de 2016

SÁBADOS



Los sábados son días hermosos. Incluso con lluvia como el de hoy.

La palabra sábado viene del hebreo sabbath. Su sentido original es “descanso”, día de reposo.

Este concepto de origen hebreo aparece por primera vez en el Genesis 2,3 y más tarde en el libro del Exodo, cap.20,8 en la biblia, en uno de los preceptos que Moisés transmite al pueblo hebreo después de bajar de la cima del monte Sinaí.

Es el séptimo día de la semana y el día sagrado de la semana judía.
El sabbath se celebra, mediante la abstención de cualquier clase de trabajo, desde el atardecer del viernes hasta la aparición de tres estrellas la noche del sábado.

En la versión de los diez mandamientos del Deuteronomio 5:12-15, la palabra zajor (acuérdate) es sustituida por shamor (cuida), de ahí recordarlo y honrarlo por medio de rituales y cosas placenteras.
Por eso la conversación y la lectura están permitidas. También bailar y cantar. Y, por supuesto, la unión carnal (kadosh).

También en la Biblia se maneja el concepto de año Sabático. Tal precepto del descanso sabático fue adoptado por los teólogos católicos como “santificarás las fiestas”, como uno de los 10 mandamientos de la iglesia.

En la cultura anglosajona el sábado es Saturday, el día de Saturno, lo cual tiene relación también con la cultura hebrea, pues los antiguos hebreos consideraban al planeta Saturno un planeta santo (Sabaoth).

Decía Erich Fromm, “el shabat es un día de alegría, porque ese día el individuo es plenamente él mismo. Por ello el Talmud llama al shabat la anticipación del tiempo mesiánico, y al tiempo mesiánico el shabat interminable: el día en que la propiedad, el dinero, la aflicción y la tristeza no tienen cabida; un día en que es abolido el tiempo y sólo domina el ser puro espiritual.
Su predecesor histórico, el shapatu babilónico, fue un día de tristeza y de temor. El domingo moderno es un día lleno de consumo y de huir de sí mismo.”

No sé si E. Fromm tenía razón o no. Lo que sí sé, es que les deseo un sosegado y tranquilo sábado, y si quieren, pueden optar por acabar con una intensa Saturday Night Fever, es seguro que el domingo no tendrán fuerzas para mucho consumir, pero quizás les queden ganas de huir de si mismos.



martes, 10 de mayo de 2016

POEMA 4



Con la piedra de tus sueños

a mi espalda

preparo el té

¿ son sólo ruinas?


La realidad se refleja

latiendo

sin caos ni esperanza,

¿hay que luchar contra el olvido?


Insólita, vencida, despojada

la memoria esta llena de ciudades,

la misma ciudad

donde ninguna mujer es la misma.


Sin poso en el recuerdo ajeno

mi tiempo solo teme

a las pirámides,

a la reina que todo lo dio por un sueño.















domingo, 8 de mayo de 2016

LA DANZA



Una pincelada de más acaba por estropear un cuadro, una sola palabra de más puede arruinar un poema y también puede destruir una historia de amor, si se convierte en una bala. Detenerse a tiempo, esa es la primera regla del arte y Matisse lo sabía cuando pintó su famosa composición "La Danza", en la que cinco muchachas desnudas bailan agarradas de las manos formando un círculo con la guirnalda de sus brazos. La simple apariencia te hace creer que ese círculo es perfecto, que está totalmente cerrado, que en él ya no cabe nadie más, pero no es así.
Dos bailarinas en primer plano no llegan a alcanzarse con las manos, el artista ha creado entre ellas un vacío que genera una tensión rítmica en todas las danzantes forzándolas a girar.
Es difícil encontrar un cuadro que exprese mejor la dicha de vivir.
Da la sensación de que al espectador le bastaría con agarrarse a esas manos libres aún para ensanchar el círculo y sumarse al baile. Ese vacío está formado por los momentos felices de la vida: la playa de la niñez llena de gritos... 

... Basta con desnudar la memoria y aceptar como un don de los dioses la belleza que un día te fue regalada sin más, para que esas muchachas de Matisse te admitan con gusto en la danza. 
El pintor Miguel Angel también conocía la carga magnética que tiene el vacío, por eso en lugar de unir los dedos de Adán y de Jehová en el techo de la Capilla Sixtina dejó sus yemas a punto de entrar en contacto, vibrando en el aire, sin llegar a rozarse.
El vacío que existe entre esos dos dedos, de pronto, causó una detonación y su onda explosiva creó al primer hombre. 
En la plaza del poblado dos vaqueros se miran a los ojos con las manos en la culata del revólver: el vacío que existe entre ellos es absolutamente creativo; una pareja de adolescentes está a punto de besarse por primera vez: esa mariposa radioactiva que aletea entre sus labios podría levantar una montaña; unos amantes van a pronunciar la palabra maldita que destruirá una larga historia de amor: su silencio incluye la vida y la muerte. 
El arte consiste siempre en detenerse. 

Fragmento de El vacío de Manuel Vicent

miércoles, 4 de mayo de 2016

LAS LUCIÉRNAGAS (PRIMERA PARTE)




Hace unos años Angels Barceló le hacía una entrevista a Bernardo Atxaga en un programa llamado Gutun Zuria en el que conversaban acerca de la información y de la verdad. 

¿Quién dice la verdad?, era la pregunta inicial.
Respondía Atxaga citando a la tradición popular: el niño, el loco y el borracho.
Esta respuesta, bien entendida en su elementalidad, nos apunta a la idea de que "dice la verdad aquel que ocupa otro espacio, aquel que no está en el espacio convencional, en el status quo." Además ninguno de los tres tiene miedo. Y los tres están "bendecidos" por la inocencia.

¿A quién le preocupa que la información, que recibimos cada minuto a raudales, sea lo más veraz posible y proceda de un medio crítico capaz de analizar con rigor la naturaleza de la noticia? 

Pone Atxaga como ejemplo lo que ocurrió con la gripe A, la manipulación informativa que se extendió como mancha de aceite y que nos hizo sentir el miedo a mezclarnos con los demás, a viajar, a compartir bebidas o comida, a acariciar... hasta que una monja catalana que todos ustedes recordaran, Teresa Forcades, editó en la red y corrió como la pólvora una contra información en la que explicaba cómo la definición de pandemia había sido recientemente rectificada  y la alarmante información de la que los medios se habían hecho eco no era verdad sino una manipulación partidista.

Teresa Forcades fue "un grillo" en medio de todo ese desastre. Una voz transgresora que alumbró con decisión y sin miedo el lado oscuro de la corrupta información hasta entonces recibida. 
A partir de ahí, pudimos contrastar, medir, sopesar y repensar con otra mirada los intereses, que entre otros estamentos, las farmacéuticas se jugaban.   

La palabra grillo, me ha hecho inmediatamente pensar en el libro de Georges Didi-Huberman, Supervivencia de las luciérnagas, que dice textualmente: "las luciérnagas han desaparecido en la cegadora claridad de los feroces reflectores: reflectores de los miradores y torres de observación, de los shows políticos, de los estadios de fútbol, de los platós de televisión". 
La luz cruda, cruel y feroz de la mercancía, ocupa todo el espacio social, eclipsando esas otras luces, esas otras voces, las luciérnagas, los grillos.

Se trata de una metáfora con la que Dante describía "la pequeña luz" en la que se agitan "los consejeros pérfidos"(Inferno, XXVI, 25-31) y que el poeta y cineasta italiano Pier Paolo Pasolini (1922-1975) refleja en una imagen para referirse a "esas señales humanas de la inocencia" amenazadas por los rayos reflectores del poder.

La información, inmersa en un lenguaje contaminado, "se ha apropiado de la cultura, del sexo, de los cuerpos, del eros, y los ha inyectado en los circuitos del consumo".  
Ya no es la cultura (profecía de Pasolini) la que nos defiende de la barbarie, sino que es, en ella misma, donde prosperan las formas inteligentes de la nueva barbarie.

Didi-Huberman defiende en su ensayo la supervivencia de esas pequeñas luces frente a la gran luz que opaca y ciega las voces disidentes, resistentes, imaginativas y esperanzadoras que son resplandores de verdad. Esas luces menores pero no por ello menos auténticas que comparten las características filosóficas descritas por Gilles Deleuze y Félix Guatari: extraterritorialidad, marginalización, vocación de revuelta... rizoma frente a estructura arbórea. 

Son las luciérnagas imágenes de la fragilidad humana, el resplandor pasajero, que, sin embargo, como un cometa, franquea la inmovilidad de todo un horizonte.

No dejemos que se extingan.