Los sábados son días hermosos. Incluso con lluvia como el de hoy.
La palabra sábado viene del hebreo sabbath. Su
sentido original es “descanso”, día de reposo.
Este concepto de origen hebreo aparece por primera vez
en el Genesis 2,3 y
más tarde en el libro del Exodo,
cap.20,8 en la biblia, en uno de los preceptos que Moisés
transmite al pueblo hebreo después de bajar de la cima del monte
Sinaí.
Es el séptimo día de la semana y el día sagrado de la
semana judía.
El sabbath se celebra, mediante la abstención de
cualquier clase de trabajo, desde el atardecer del viernes hasta la
aparición de tres estrellas la noche del sábado.
En la versión de los diez mandamientos del Deuteronomio
5:12-15, la palabra zajor (acuérdate) es sustituida por shamor
(cuida), de ahí recordarlo y honrarlo por medio de rituales y
cosas placenteras.
Por eso la conversación y la lectura están permitidas.
También bailar y cantar. Y, por supuesto, la unión carnal (kadosh).
También en la Biblia se maneja el concepto de año
Sabático. Tal precepto del descanso sabático fue
adoptado por los teólogos católicos como “santificarás las
fiestas”, como uno de los 10 mandamientos de la iglesia.
En la cultura anglosajona el sábado es Saturday, el
día de Saturno, lo cual tiene relación también con la cultura
hebrea, pues los antiguos hebreos consideraban al planeta Saturno un
planeta santo (Sabaoth).
Decía Erich Fromm, “el shabat es un día de
alegría, porque ese día el individuo es plenamente él mismo. Por
ello el Talmud llama al shabat la anticipación del
tiempo mesiánico, y al tiempo mesiánico el shabat
interminable: el día en que la propiedad, el dinero, la aflicción y
la tristeza no tienen cabida; un día en que es abolido el tiempo y
sólo domina el ser puro espiritual.
Su predecesor histórico, el shapatu babilónico,
fue un día de tristeza y de temor. El domingo moderno es un día
lleno de consumo y de huir de sí mismo.”
No sé si E. Fromm tenía razón o no. Lo que sí sé,
es que les deseo un sosegado y tranquilo sábado, y si quieren, pueden
optar por acabar con una intensa Saturday Night Fever, es
seguro que el domingo no tendrán fuerzas para mucho consumir, pero
quizás les queden ganas de huir de si mismos.