domingo, 20 de marzo de 2016

¿Y SI ABANDONAMOS?



Tengo una amiga que me envía asiduamente correos y que suele decir: "hay que estar informadas, es nuestra obligación", y yo, cada vez más, pienso que estamos inmersos en un exceso de información y, que a veces, no sólo nos aturulla y nos dispersa, sino que nos mina las defensas, nos deja inermes e impotentes y, lo que es más grave, nos insensibiliza.

Cada vez que leo en los periódicos, veo en la televisión, oigo en la radio, me meto en las redes sociales y me encuentro la cifra de muertos en la guerra, de refugiados pasando frío y hambre, de gente privada de casi todo en países cuyos dirigentes son una banda de dictadores corruptos, mentirosos y demagogos.
Cuando paseo por la calle y veo a los inmigrantes a la puerta de los supermercados pidiendo limosna, o dentro de ellos comprando con su cartilla, me pregunto: ¿qué puedo hacer yo? (aparte de estar informada, claro).

¿De qué me sirve saber...?

... lo que pasa en el mundo, en Siria, los acuerdos de Alemania con Turquía en materia de refugiados, la hambruna de Africa, la huida masiva de marroquíes en pateras, la muerte sistemática de personas, sobre todo de mujeres, en México, la falta de identificación oficial de los niños en Togo o Ghana, la explotación de los niños para la obtención del coltán, el abuso de mano de obra infantil por parte de las empresas textiles europeas y americanas instaladas en India y China, la desforestación del Amazonas por parte de las madereras y de los criadores de ganado para EEUU, la manipulación de las farmacéuticas en medicamentos para las epidemias... 

... y en mi país, la corrupción indigna de muchos de los servidores del pueblo, el empobrecimiento paulatino de la clase media y el enriquecimiento menos paulatino de las clases favorecidas, empresarios y políticos; el paro desalentador en los jóvenes y la escasa esperanza de que vaya a cambiar en los próximos tiempos, la falta de consenso para gobernar por los intereses de las personas y no de los cargos...


... y en mi ciudad, comprobar que algunos locos descerebrados, siguiendo la senda del odio, se dedican a manchar de sangre y despojos de cerdo el recinto dónde se va a ubicar una mezquita, lugar de reunión de personas que practican un credo común...

... y en los trabajos, sectores tan dispares como el comercio, la hostelería, la sanidad, el periodismo, la educación, etc, donde es habitual que la gente, además de cumplir con su jornada laboral, trabaje otras cuantas horas más gratis. Quizás en algunos caso no se les obligue a quedarse, o a hacer guardias que no les toque, o a hacer horas extra, pero el que no lo hace no sólo no prospera sino que llega a ser mirado con desdén por sus propios compañeros. Juegan con el miedo del trabajador a perder su empleo. 
Se calcula que cada semana del año 2015 se trabajaron en España una media de 3.5 millones de horas fuera de la jornada laboral sin retribución. También se sabe que no se abonaron la mitad de todas las horas extras.
La crisis no sólo trajo la pérdida de millones de puestos de trabajo, sino que se perpetúa con prácticas abusivas perversas, aprovechándose de la situación: "si no estás dispuesto a hacerlo tú, llamamos a otro payaso", como rezaba el titular de un reciente dominical. 

... ¿Y ahora qué? me pregunto, ¿qué hago con toda esta información?

Había una vez dos ranitas que, paseando, cayeron en un recipiente lleno de crema.
Inmediatamente, sintieron que se hundían. Era casi imposible mantenerse a flote mucho tiempo en esa masa espesa, como de arenas movedizas. Al principio, las dos patalearon en la crema tratando de llegar al borde del recipiente, pero fue inútil, sólo consiguieron chapotear en el mismo lugar y hundirse como piedras en el lodo.
Al tocar fondo, se impulsaron con las patas traseras y, por un momento, volvieron a la superficie y pudieron tomar aire. Pero se dieron cuenta de que cada vez que se iban al fondo se les hacia más difícil volver a la superficie y respirar.
Una de ellas dijo :
- No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta sustancia no se puede nadar.
- No hables. Nada - le dijo su hermana.
-Ya que de todas maneras vamos a morir- siguió diciendo- ¿para qué prolongar este dolor?, ¿qué sentido tiene morir agotada en un esfuerzo estéril?
Dicho esto, la ranita dejó de patalear y se hundió con rapidez tragada por el espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente o más tozuda, se dijo:
- No hay manera, nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Pero yo quiero luchar hasta mi último aliento. No quisiera morir un segundo antes de que llegue mi hora.
Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar un centímetro durante horas y horas.
De pronto... sucedió algo imprevisto. De tanto patalear y patalear... la crema se transformó en manteca.
Sobre la superficie de la manteca, la rana, sorprendida, se deslizó hasta el borde del pote.
Desde allí, saltó al suelo y se fue croando de regreso a casa.

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