El cine es ensueño, es música. No hay forma de arte que vaya más allá de la conciencia ordinaria como lo hace el cine, directamente a nuestras emociones, al penumbroso recinto del alma.
Ingmar Bergman.
Se acaban de cumplir 40 años de la muerte de Pier Paolo Pasolini (1922-1975). Ocurrió la noche del 1 al 2 de noviembre, en la que fue asesinado de forma violenta y en circunstancias aún no aclaradas.
Recuerdo cuando comencé a ver sus películas. Fue hacia el año 1979, yo vivía en Londres y proyectaban una retrospectiva de su obra en un mítico cine: el Electric Cinema, en Portobello Road, uno de los cines más antiguos del país (1910-1993) de estilo barroco eduardiano y en el que se mostraban cintas independientes y películas de autor. Por cierto, el Electric volvió a abrir sus puertas en el año 2001 y hasta donde sé, continua abierto. Los domingos hacían matinales maratonianas y acudíamos con fervor a devorar entre el humo de los cigarrillos (se permitía fumar en los cines en aquella época en Inglaterra) cintas difíciles de ver en nuestra tierra.
Hay que comenzar diciendo que Pasolini fue un escritor, poeta, crítico, periodista, actor, escenógrafo, cineasta y activista político (un Leonardo del s.XX) respetado y odiado en la Italia de su época. Siempre se mencionan de él dos cosas: su homosexualidad y que era comunista y admirador de Antonio Gramsci.
Sus filmes no son triviales y desde luego no son para todo el público. No son cintas muy elaboradas estéticamente, ni las protagonizan grandes actores, ni la escenografía, el maquillaje o el vestuario son los rasgos a destacar, sin embargo son de una gran densidad simbólica y tienen un lenguaje propio que no es fácil de leer. Es un artista completo, violento, agresivo y honesto, dispuesto a escandalizar. Sexo, religión y política son los temas que le preocupan y le ocupan.
Pasolini siempre propuso el sexo como motor de nuestra existencia, tal como lo había enunciado Freud a comienzos de siglo. El sexo a veces visto como metáfora de la relación entre poder y sumisión (Saló o los 120 días de Sodoma), la representación de lo que el poder hace del cuerpo humano, la anulación del otro. También lo hace porque el sexo es un tabú desde el punto de vista religioso y lo religioso en ese sentido (visto como herramienta para reprimir y tener sometidas a las personas) es abiertamente criticado por él. La religión en la Italia que se crió le dejo una huella indeleble a través de la educación del dogma católico, que incluye férreos mandamientos que de ser trasgredidos eran severamente castigados; la homosexualidad entre ellos.
"Teorema"(1968) es una critica mordaz a la sociedad burguesa y a la hipocresía humana y hay que verla con los ojos y en el contexto de 1968. Supuso un gran impacto en el lenguaje del cine.
En "El evangelio según San Mateo"(1964) realiza un retrato cercano de Jesús de Nazaret en clave neorrealista que, sin apartarse del texto bíblico, si se aparta de las habituales recreaciones que se han realizado del fundador del cristianismo.
"El decamerón" basada en algunas historias del libro homónimo escrito por Boccacio es la primera parte de su trilogía de la vida, que la completan "Los cuentos de Canterbury y "Las mil y una noches".
La posición ideológica de Pasolini es cercana a la de Marcuse que describe en "El hombre unidimensional" a la sociedad capitalista como una comunidad en la que el hombre ha perdido su sentido crítico y vive enajenado por lo material.
En dos de los últimos versos de un poema suyo titulado "análisis tardío" declara:
"...que me gustaría embarrarme porque el barro es materia pobre
y por lo tanto pura..."
José María García López ha publicado recientemente una novela que recorre la vida y la muerte de Pasolini, aún no la he leído, pero creo que será bienvenida para los que creemos que su testimonio está todavía vigente en este siglo.
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