jueves, 28 de enero de 2016

TRANSGÉNERO


De Einar a Lili. Historia de un tránsito.

Las estadísticas abruman. Un total de 32 estados de EE UU contempla la opción de que puedas ser despedido si eres una persona transgénero. Y el 41% de las personas trans intenta suicidarse. Son datos que aporta el equipo que ha llevado adelante, La chica danesa, drama que parte con cuatro nominaciones a los premios Oscar. Todos se ponen de acuerdo en afirmar que si Lili Elbe no se hubiese operado habría acabado quitándose la vida.
Antes de su muerte, Lili Elbe consiguió el pasaporte oficial en el que aparecía con su nombre y el apellido que eligió por el Elba, el río que pasa por Dresde, donde “nació” Lili. Como tal vivió 14 meses, “tal vez no sea mucho tiempo”, escribió a su hermana, “pero me han parecido una vida entera y feliz”. 

De esto, de su cambio de sexo, hace ahora 85 años y parece que las cosas no hayan evolucionado. De hecho, la película ha sido prohibida por “depravada” en los Emiratos Árabes, Jordania, Kuwait, Qatar, Oman y Bahrain.

Hace tan solo unos días asistí al visionado del documental De Berta a Teo, historia de un tránsito, de Irene Navascués, presentado en la Base, Ateneu Cooperatiu de Ploble Sec en Barcelona.

Teo tiene 30 años, imparte talleres de autodefensa feminista con mujeres y talleres de cuestionamiento del privilegio masculino con hombres. Trabaja como asistente personal y como terapeuta gestalt y él mismo relata su proceso de cambio de género desde una perspectiva personal e íntima. 

"Mi forma de llevar una masculinidad disidente a la hegemónica no pasa tanto por quitarme o no quitarme las tetas, sino por la manera en que soy hombre, o no soy hombre, la manera de comportarme, los roles que transformo.  Reivindicándome como chico trans masculino con coño. Yo no me nombro como hombre, porque tengo muy claro que nunca he sido una tía y tengo claro que nunca voy a ser un hombre, ni lo voy a querer ser. Por eso no quiero operarme los genitales. En cambio, el pecho me apetece. Es como mi forma de poner en jaque el género, en la gente, y en mi propio cuerpo", afirma en una entrevista Teo.

Independientemente de los análisis fílmicos, lo que más me ha impresionado en estas dos muestras, ha sido el afecto que los seres queridos de estas personas despliegan a lo largo de este difícil proceso. En el caso de La chica danesa, el cariño incondicional que Lili recibe por parte de su esposa y de su amigo; en el de Teo, la comprensión de su familia, el apoyo de su pareja y la confraternidad con que le acompañan sus amigxs. Emociona ver el amor que ofrecen. 

"Hacer este proceso de forma colectiva, para mí también es romper con la imagen de aislamiento que hay en torno a la comunidad trans. Yo me he dado cuenta que cuanto más he naturalizado mi proceso más aceptación he recibido, y cuanto más lo he acercado a la gente, mas apoyado he sido, y eso es muy empoderante y conmovedor", prosigue Teo.

Sentir que tu cuerpo no es el que te corresponde( o el que quieres), que tu identidad no es la que se ve (sabiendo que la identidad no es siempre fija), que tu nombre no te pertenece (o no te sientes nombradx cuando lo oyes), que te hallas una por dentro y otro por fuera (o viceversa), no debe de ser fácil. 
Que quieras cambiar tu cuerpo y la alternativa sea a través del dolor y de la cirugía no debe de ser una broma. Hay que echarle mucho valor, mucho coraje. Superar sentimientos encontrados como el miedo y el deseo, la exhibición y la vergüenza. Sufrir y hacer frente, porque lo que más nos confronta a los seres humanos es la aceptación de la diferencia y Lili yTeo siempre fueron y van a ser diferentes.

Por eso, aplaudo y celebro la decisión, porque en esta vida hay que hacer lo que te pide el cuerpo.

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