El tiempo existe para que no todo ocurra al mismo tiempo...y el espacio para que todo no te ocurra a ti. Susan Sontag
Reza un koan budista: "muchos creen que el tiempo pasa, el hecho es que permanece donde está".
Quizás a ese pasar lo llamamos tiempo.
La función del Koan es producir un silencio interior, un lapso en el tiempo ante la perplejidad de una afirmación o pregunta.
Ese lapso imperceptible, es un tiempo fuera del tiempo, es la pausa inasible que produce un fogonazo en la conciencia.
Un claro abierto en el tiempo.
Como el segundo que precede al ataque de epilepsia descrito en El idiota de Dostoyevski.
Instante fuera del momento. Un destello vertiginoso. Una grieta abierta por donde se escapa la luz intempestivamente.
Se está celebrando en el CCCB (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona) un ciclo de conferencias dedicadas al Tiempo. A la idea de quién decide sobre el tiempo, quién marca los ritmos y los intervalos de nuestra temporalidad. A la experiencia del tiempo en nuestra sociedad urbana e hiperacelerada. A los días que transcurren y en los que parece que nos faltan horas para encarar las exigencias y necesidades de nuestra vida. Al tiempo de trabajo, el tiempo libre, el tiempo para dormir o para perder el tiempo.
¿La tecnología nos libera o nos atrapa más al tiempo?, ¿cómo es posible que se haya vuelto un bien escaso?, ¿podemos recuperar la soberanía sobre nuestro tiempo?.
Sobre algunas de estas cuestiones van dedicadas estas charlas encabezadas por diferentes ponentes relacionados con la filosofía, la sociología, las ciencias económicas, la escritura, la poesía.
Asistí hace dos semanas a la titulada "Los claros del tiempo" que corría a cargo de Menchu Gutiérrez, novelista, poeta, ensayista y traductora.
Comenzó la escritora evocando pasajes de su niñez y lugares a los que acudía repetidamente. Rememorando ese tiempo del que probablemente no se pueda dar cuenta, sino conjugando el espacio (esos paraísos perdidos de Proust) por estancias cerradas herméticamente, que sólo pueden ser nombradas a través de la metáfora.
Comenta la poeta Concha Garcia (La Rambla 1956) en un pasaje de su ensayo Asomos De Luz, que posee un mueble que dispone de una serie de repisas interiores, en las que guarda una caja de latón llena de fotografías, y que la existencia de esa caja en el mueble, mantiene a su disposición una reserva de pasados detenidos que voluntariamente puede revisar o dejar allí sin que le molesten demasiado.
El tiempo confinado en el tiempo, la memoria internada en los objetos.
"Hay claustros en estas horas" diría Pessoa. La cristalización del tiempo. El secreto que lo detiene.
A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado de las cosas, afirmaba Marcel Proust, y Michel de Montaigne añadía: "no existe el presente: lo que así llamamos no es otra cosa que el punto de unión del futuro con el pasado".
Nombraba Menchu Gutiérrez la caja de Schrodinger como metáfora del misterio.
La paradoja del gato aislado dentro de una caja opaca al albur de un experimento en el que a la vez podía estar vivo o muerto, dependiendo del camino que tomase el mecanismo del electrón que se halla en su interior, y que podía ser uno y su contrario a la vez.
Al abrir la caja, sin embargo, sólo vamos a ver un resultado, el gato vivo o muerto.
El simple hecho de observar contamina el experimento y nos quedamos con una realidad frente a las demás, que se ejecutan paradójicamente al mismo tiempo.
¿Es que la luna no está ahí cuando nadie la mira? se
preguntaba Einstein expresando su desconcierto.
Sólo así existe el tiempo: al poner conciencia sobre los objetos, sobre la emoción, sobre la experiencia.
No puedo pensar en mi madre sin alguna imagen retenida en la memoria: las gafas aún sobre la mesa, la media luna para el desayuno que no llegó a tomar, el pastillero con todas las pastillas, la hoja del calendario fija en aquel día. Un tiempo detenido que no fue. Un tiempo pasado en el futuro.
El tiempo es un órgano más, como el hígado o el riñón, decía Menchu Gutiérrez.
"El tiempo es la materia de la que he sido creado", afirmaba Borges.
¿Es el calendario una convención?
Eso parece. No hay más que observar que existen diversos calendarios dependiendo de la cultura a la que se pertenezca.
Y las horas, ¿no son diferentes según el hemisferio en el que se encuentren?
Hoy es 29 de febrero.
¿Si usted nace hoy?, ¿si muere hoy?.
¿Cuándo celebrará su cumpleaños?, ¿cuándo le recordarán por su muerte?.
En los pliegues del tiempo.
Existe el tiempo porque existe la muerte y, mientras tanto, aquí estamos, provisionalmente vivos.